martes, 22 de noviembre de 2016

Periodismo, historia y "Humanidades Digitales"



   En la edición de octubre de 2016 de la revista “Ensayos Académicos” se ha publicado el artículo “Humanidades digitales al alcance de todos” (páginas 105-111).

    Con asiento en la praxis, pero también con el sostén de referencias teóricas, se presenta a las humanidades digitales como  “la libre asociación entre todo tipo de contenidos humanísticos y los recursos de variada índole que ofrece, y promete en el futuro inmediato,  el desarrollo de las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones”.

    “Son parte viva y práctica –asevera Jorge Padula Perkins- del proceso de desarrollo de la sociedad, que nos involucra pasiva o activamente, en mayor o menor medida, de uno u otro modo, con o sin consciencia de ello”.

    Las claras relaciones entre el periodismo, su historia y la historia en general con los recursos digitales, todo dentro del amplio concepto de Humanidades Digitales, hace adecuado traer a este espacio la publicación original y su transcripción, que aquí se presenta.


Transcripción del texto completo 

“Humanidades digitales” al alcance de todos.

Jorge E. Padula Perkins

En todos los tiempos, las actividades humanas se han apropiado de las tecnologías disponibles, de las herramientas de cualquier tipo susceptibles de ofrecer aplicaciones que facilitaran, mejoraran o contribuyeran al conocimiento, la indagación y la difusión de la materia en cuestión, cualquiera que ella fuere.

La información y las comunicaciones han recibido con beneplácito y asimilado con fruición los desarrollos informáticos y el surgimiento de Internet, desde sus primeros pasos hasta la actualidad en renovación constante.

Así “lo digital” (como  referencia abreviada a la representación de información de modo binario, como base del funcionamiento de las computadoras y también a los sistemas de transmisión de datos mediante circuitos y señales) se ha puesto en primer plano en los más diversos órdenes de la actividad humana, teórica y práctica, casi sin exclusiones.

En el mundo digital se desenvuelve el comercio, la operatoria bancaria, el periodismo, las artes, la historia, la filosofía, el turismo, la medicina, el derecho, la política. La cultura en todas sus facetas.

En ese marco de referencia y en un sentido amplio encuentran su espacio en la escena académica e intelectual, las “Humanidades digitales”, una denominación que, tomando como base la tradicional acepción de humanidades como el “conjunto de disciplinas literarias, artísticas, filosóficas e históricas”, la asocia a las posibilidades de interacción, comunicación, divulgación, investigación y estudio que ofrecen las nuevas tecnologías.

A partir de ese sencillo vínculo entre las humanidades y lo digital, expertos provenientes de diversas disciplinas pujan por proponer expresiones que lo definan.  En tal sentido, la revista española ArtyHum ha editado, a fines del 2015, un monográfico de 113 páginas titulado “La realidad de las Humanidades Digitales en España y América Latina” en el que reconocidos estudiosos ofrecen valiosas descripciones y definiciones sobre el tema.

A mi entender, la era digital es a nuestros días lo que la invención de la imprenta a la sociedad del Siglo XIX, que bien pudo acuñar la expresión “Humanidades Impresas”. Ello desde una perspectiva de incidencia psicosocial y más allá de los cambios de paradigmas simbólicos y de las lecturas no lineales que, entre otros elementos, caracterizan a nuestra contemporaneidad en materia de comunicaciones.

En este contexto, y como asevera Fainholc (2004), no hay que perder de vista que “la construcción del conocimiento –y la creatividad, me permito agregar- es tarea de las personas y no de los aparatos” ya que se ponen en juego “los conocimientos que posee el sujeto, sus experiencias previas, su selectividad referida al contenido lógico-simbólico y a lo tecnológico de los programas informáticos de que se trate y que posibilitan el establecimiento de links, animaciones, interacción conectiva a otras direcciones de Internet, etc., a lo cual habrá que sumar lo socioemocional-idiosincrático de cada quien, la pertenencia a un grupo cultural, etc.” (ídem.).

Como alguna vez ha escrito Piscitelli (2013) “Quizás lo que mejor defina a las humanidades digitales no sean tanto las tecnologías a las que recurre (innumerables y volátiles), ni los métodos (que provienen de los campos consagrados más diversos), sino cierto `encuentro´ alegre y juguetón con la representación digital en si misma”

Interpretada la cuestión como una simple asociación entre contenidos y recursos tecnológicos (tal y como históricamente ha sucedido), me permito proponer a las “Humanidades Digitales” como la libre asociación entre todo tipo de contenidos humanísticos y los recursos de variada índole que ofrece, y promete en el futuro inmediato,  el desarrollo de las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones.

No obstante la simplicidad que entonces implica hablar de “Humanidades Digitales”, los ámbitos académicos proponen análisis, congresos y seminarios, cátedras específicas y hasta titulaciones de posgrado para la materia.

Lejos de ese abordaje, esta nota intenta patentizar la cercanía de cualquiera de nosotros, poeta, cantante, compositor, escritor, autor, artista plástico, historiador, filósofo, sociólogo, psicólogo o jurista (sin pretender agotar la nómina) tiene o puede tener con las “Humanidades Digitales” en tanto utilice la herramienta informática y vehiculice sus creaciones a través de Internet.

Y en tanto su presencia en la Web se incrementa y solidifica, también el usuario o consumidor, receptor no especializado (quizá pasivo, tal vez interactivo) se vincula de manera indubitable, consciente o inconsciente, con las “Humanidades Digitales”.

Resulta paradójico el modo tradicional a través del cual “actores u observadores de las digital humanities (Humanidades Digitales)” reunidos en París con motivo de un taller denominado THATCamp, en los días 18 y 19 de mayo de 2010, buscan su espacio y sentido emitiendo un denominado “Manifeste des Digital humanities” (Manifiesto por unas Humanidades Digitales). Esto es, una exposición escrita sobre las motivaciones (Contexto, Definición, Situación, Orientaciones), que culmina un llamado de profundo contenido expresivo y simbólico: Rejoignez-nous ! (¡Únete a nosotros!). Esto es, al más puro y clásico estilo de los manifiestos políticos, artísticos y sociológicos de los Siglos XIX y XX.

La bibliografía y otras fuentes que nos provee precisamente la tecnología a través de la búsqueda en Internet muestra, por un lado la unicidad de criterio en cuanto a lo antes referido respecto de las “Humanidades Digitales” y por otra parte, la especificidad que las mismas adoptan en relación con las distintas áreas del saber, el estudio, la investigación, el conocimiento y la creación.

De hecho son realidades y usos muy diferentes los que se enmarcan en la asociación entre las nuevas tecnologías o “lo digital” y las múltiples ramas de las humanidades.

Algunas manifestaciones de las “Humanidades Digitales” en la web.

Publicaciones de envergadura como “Letralia. Tierra de letras”, revista literaria de los escritores hispanoamericanos en Internet, en línea desde el año 1996 (desarrollada desde Cagua, Aragua, Venezuela, que con un paréntesis técnico entre el 2000 y el 2003 continúa editándose hasta nuestros días); “Ensayos Académicos” publicación anual del Instituto Superior Pedro Goyena de Bahía Blanca, Argentina, nacida y editada durante más de diez años en papel y finalmente consolidada en línea a partir del 2014 o “ArtyHum”, revista digital de artes y humanidades producida mensualmente en Vigo, Pontevedra, España, desde el 2014, pueden citarse (cada una en su categoría y condición) como ejemplos de la calidad profesional de las publicaciones que pueden encontrarse en Internet. Son aportes y modelos del ejercicio diferenciado y específico de las “Humanidades Digitales”.

En otras áreas, archivistas, historiadores y bibliotecarios, por ejemplo, destacan las posibilidades de digitalización de incunables y documentos originales para hacerlos visibles y circulantes, en principio dentro de los ámbitos académicos y finalmente accesibles a la sociedad toda. Por citar solo un ejemplo, el manuscrito conocido como "Vergilius Vaticanus" (año 400), con fragmentos de la obra del poeta romano Virgilio (nacido en el año 70 a.C.) ha sido digitalizado y está disponible en línea de manera libre y gratuita.

Los artistas plásticos ya disponen de plataformas a través de las cuales exhibir reproducciones fotográficas y vender los originales de sus pinturas y esculturas.
Museos, edificios y sitios históricos pueden ser “recorridos” en paseos virtuales tridimensionales de impactante calidad visual desde las computadoras personales de cualquier individuo conectado a Internet.

La popular red social de videos Youtube ofrece innumerables posibilidades de acceso a realizaciones audiovisuales de variado contenido y calidad (cine, video, música, tutoriales, documentales, etc.), de carácter profesional o amateur.

El desarrollo de blogs personales también constituye un abanico de información, creatividad, imaginación, arte, política, filosofía, historia, literatura, etc. que con variado grado de profesionalismo, arte o maestría, son socializados a través de Internet.
Inclusive la red Facebook, ampliamente conocida y difundida, hace de cada usuario un productor cultural que comunica ideas y pensamientos, posiciones políticas o filosóficas, criterios estéticos, lenguas, usos y costumbres, etc. propios o ajenos.

Second Life (segunda vida) es un interesante ejemplo de combinación de juego con contenidos culturales. Se trata de un mundo virtual tridimensional. Para los entendidos en la materia, más específicamente un “metaverso” (un universo abstracto, digital y paralelo) en donde, previa inscripción y mediante la utilización de un “avatar” (protagonista virtual personalizado) se pueden ejecutar acciones semejantes a las de la vida real.

Pero, más allá de sus capacidades lúdicas, este producto de Linden Lab en línea desde el año 2003, admite y ha recibido propuestas culturales de diversa índole, que van desde recitales de música hasta un museo virtual como es la Casa de Canarias en Second Life (que no solo participa del “metaverso” sino también reproduce alguna acciones a través de videos disponibles en su blog). La Casa de Canarias en Second Life es un espacio abierto a todas aquellas personas interesadas en el archipiélago y su cultura. Un punto de referencia canario en esta sociedad virtual, en donde tienen cabida tertulias, presentaciones de libros, exposiciones, revistas de actualidad y otras manifestaciones culturales referidas a las Islas Canarias.

Más allá de sus fallas de seguridad (ha sufrido, por ejemplo, modificaciones de carácter difamatorio o agresivo en biografías de personajes políticos) y sus características intrínsecas de apertura y producción colectiva sin restricciones (cualquier usuario puede incluir información no sujeta a revisión, salvo la de otros usufructuarios que pudieran detectar errores con posterioridad) que reducen notablemente la credibilidad de sus contenidos, la enciclopedia virtual “Wikipedia” es un modelo de tarea colaborativa en línea. Esto es así en tanto se trata, como se dijo, de un compendio de información provista e ingresada al sistema por contribuyentes individuales de todo el mundo. Mostrada como una enciclopedia de contenido libre, tiene una presencia destacada en Internet y ubicación privilegiada en los resultados de las búsquedas. Se desarrolla en varios idiomas y alberga infinidad de entradas y enlaces internos y externos sobre las temáticas más variadas, al igual que biografías de personas con actuación (destacada o ignota) en las artes, las letras, la política, el cine, la medicina, la filosofía, la sociología, el teatro, etc.

Condiciones de accesibilidad a las “Humanidades Digitales”.

Siguiendo el planteo de Tedesco (2005) sobre condiciones básicas de educabilidad en un marco de equidad social (que supone como mínimo un desarrollo cognitivo asentado en  una sana estimulación afectiva, buena alimentación y condiciones sanitarias adecuadas y una socialización primaria que incluye rudimentos de un marco básico que permita a los niños insertarse en la escuela primaria), no se puede eludir el hecho de que, para que exista un vínculo amigable y significativo entre las personas (en forma individual o colectiva) y las “Humanidades Digitales”, deben darse tales condiciones de accesibilidad y otras más específicas.

Al respecto señalaré algunas y dejaré otras a la libre imaginación del lector o a la especificidad del uso o interés que en materias o casos específicos pudieran patentizarse: Comprensión de textos, dominio del vocabulario, internalización del “aprender a aprender”, hábitos de estudio e investigación, habilidades para el ordenamiento y la estructuración lógica de conceptos, cultura general, sensibilidad estética, habilidades para el uso de herramientas informáticas, capacidad para la asimilación y comprensión de propuestas diferentes (Padula Perkins, 2008).

Parafraseando a Tedesco (ídem) y a un interrogante propio, dejaré pendiente la respuesta a esta pregunta: ¿Cuánta equidad social es necesaria para el aprovechamiento exitoso de las “Humanidades Digitales”?

Como puede notarse (dadas ciertas condiciones básicas), de las “Humanidades Digitales” son protagonistas, usuarios, desarrolladores y beneficiarios, tanto quienes actúan en ámbitos académicos, como quienes están ajenos a ellos. La comunicación se ha tornado multidireccional y todas las personas tienen la posibilidad de ser no solo receptores sino también emisores.

En ese contexto, se presenta el desafío de tener que distinguir y seleccionar entre la riqueza y la pobreza de contenidos. El reto personal de valoración de las fuentes y cotejo de información en el caso de estudiosos o investigadores.  La posibilidad de enfrentarse a expresiones artísticas desconocidas y tener que valorarlas por si mismas, sin los contextos físicos o informativos que tradicionalmente las rodeaban y/o precedían. De ser, como el “oyente emotivo” de la clasificación en la que Theodor Adorno ubicaba a los oyentes de la música: Desinformado y por lo tanto abierto a valorar a través de su propia emoción (Monjeau, 2008).

Aquí aparece la importancia del bagaje de conocimientos con el cual los grupos sociales y los individuos se enfrentan a lo que las “Humanidades Digitales” les ofrecen. De esa capacidad se desprende el grado de reconocimiento, beneficio y asimilación cultural que pueda ponerse en acción en la búsqueda y aprovecharse ante los hallazgos.

Si bien Internet revierte en gran medida “el monopolio de hechos de los medios de producción y difusión a gran escala de la información” que preocupara a Bourdieu (2007), acentúa la importancia de las condiciones de producción que generen el acceso al conocimiento, si se pretende que “cada vez más gente reúna las condiciones necesarias para apropiarse de lo universal” (ídem), dado que “democratizar y afianzar la sociedad del conocimiento no implica solo el acceso a las tecnologías”, como advierte Fainholc (2004), sino también “comprenderlas, apropiarlas crítica y reflexivamente y otorgarles un sentido personal y sociocomunitario” (ídem.).

Debe entenderse también que el vínculo entre las “Humanidades Digitales” y las personas y grupos requiere de un deseo, gusto o necesidad (explícito o implícito) de parte de éstos. Ya que es a partir de una realidad conocida y reconocida, desde donde se estimula la identificación de los actores como sujetos participantes de la cultura y pueden ponerse en acto “mecanismos de empatía y motivación tendentes a incentivar su participación en vivencias culturales novedosas que los enfrenten con situaciones hasta entonces ocultas en la negación o en la ignorancia” (Padula Perkins, 2015).

“Humanidades Digitales” en una experiencia personal.

Como autor de letras de canciones, he podido hacer un abordaje empírico sobre algunos aspectos de las “Humanidades Digitales” que, en base de un artículo publicado al respecto, voy brevemente a comentar (Padula Perkins, 2016).

El desarrollo tecnológico del que se ha dado cuenta precedentemente fue ofreciendo, en distintas y distantes etapas, herramientas para la mediatización del vínculo creativo entre el autor y el compositor. En la actualidad las nuevas tecnologías permiten superar tiempos y distancias con facilidad. Autores y compositores que no se conocen personalmente, que viven a miles de kilómetros de distancia o que aun estando relativamente cercanos no pueden hacer coincidir sus tiempos disponibles para concretar encuentros personales, hallan en estas tecnologías (archivos de audio, programas para escritura de partituras, correo electrónico, Skype, Facebook, Youtube, etc.) a mediadores amigables y sumamente prácticos a la hora de adentrarse en el proceso de producción artística.

En relación con los intérpretes, también las tecnologías cumplen un rol importante ya que en muchos casos los compositores graban pistas que, siempre a la distancia, envían a los cantantes para  que graben sobre ellas su voz (e inclusive algún otro instrumento). Obviamente, también puede vehiculizarse con facilidad la partitura escrita o cualquier otro tipo de notación musical.

Las posibilidades de comunicación entre autor y/o compositor e intérpretes tendrán formas semejantes a las ya mencionadas, amén de la libertad de la que estos últimos deben gozar para formular su arte desde una perspectiva personal y también creativa.

En cuanto a la protección del derecho de autor, más allá de la vigencia y funciones legales y operativas de las sociedades de autores y compositores que en cada país nos representan, Internet ofrece modernas formas de protección de los derechos morales. A modo de ejemplo valga mencionar sitios como Safe Creative, Creative Commons o Músicas Registradas. Con distintas características y formas de funcionamiento, este tipo de espacios resulta apto para la protección de los derechos básicos, aunque no así para los económicos, que son materia exclusiva de las sociedades de autores y compositores que no solamente resguardan derechos sino también actúan como entidades recaudadoras.

Finalmente y dentro del contexto de las piezas musicales, cabe la mención de las amplias posibilidades de difusión de obras que Internet ofrece. Espacios tales como Youtube (video), Reverbnation (audio) son paradigmáticos entre muchos otros aptos para la difusión de material audiovisual y de sonido. Secundariamente, las piezas alojadas en esos sitios pueden luego ser compartidas y reproducidas (mediante enlace o inserción) en blogs, medios periodísticos y redes sociales como Facebook (que también puede alojar videos de manera directa), Twitter o Google +, entre otras.

Otra alternativa para la difusión de composiciones musicales es la de la generación de códigos QR, del inglés Quick Response (código de respuesta rápida), que es un módulo para almacenar información en una matriz de puntos o en un código de barras bidimensional. Ello permite la lectura (y consecuente acceso directo) a través de teléfonos celulares.

Como puede advertirse a través de esta experiencia personal, en el campo de las “Humanidades Digitales”, la creación de autores y compositores de música y su socialización a través de los intérpretes (como así también de la difusión de letras y partituras) forma parte de una realidad cotidiana y fácilmente apreciable en las redes sociales.

No está demás decir que las canciones, la música popular, es emergente y transporte de culturas en sus más diversas manifestaciones, que van desde la significatividad del género musical (o su ruptura, creación o recreación), hasta los contenidos emocionales, sociales, históricos, psicológicos, geográficos y de otro tipo que estuvieran tácita o explícitamente incluidos en las letras.

Comentario final pero no de cierre.

Como se ha podido advertir, el de las “Humanidades Digitales” es un mundo cercano, a la vez académico y popular, tanto como lo son las humanidades (que remiten de uno u otro modo a nuestra propia condición de persona) y “lo digital” (presente en el cotidiano quehacer de millones de ciudadanos del mundo).

Las “Humanidades Digitales” son parte viva y práctica del proceso de desarrollo de la sociedad, que nos involucra pasiva o activamente, en mayor o menor medida, de uno u otro modo, con o sin consciencia de ello.

Las “Humanidades Digitales” no son una oscura materia de estudio destinada a élites específicamente formadas e informadas al respecto. Son expresiones,  diversas y en constante cambio, de la riqueza de la filosofía, del arte, de la historia, de las letras y de otras manifestaciones del pensamiento y de  la creatividad humana puestos en acto  y disponibles de manera cada vez más accesible para todos.

“Humanidades Digitales” al alcance de todos. Un camino a recorrer desde lo individual y colectivo en la sociedad del conocimiento.



Bibliografía y fuentes:

Boudieu, Pierre. Sobre la televisión, Anagrama, Barcelona, España, 2007.

Fainholc, Beatriz. Lectura crítica en Internet – Análisis y utilización de recursos tecnológicos en educación, Homo Sapiens, Rosario, Argentina, 2004.

Monjeau, Federico.En: Términos críticos de la sociología de la cultura. Entrada “Sociología de la música”, Paidós, Buenos Aires, Argentina, 2008.

Padula Perkins, Jorge Eduardo . Una introducción a la educación a distancia (nueva edición aumentada y actualizada), Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, Argentina, 2008.Fondo de Cultura Económica.

Padula Perkins, Jorge Eduardo . Aproximaciones a la gestión cultural, TREA, Gijón, España, 2015.

Padula Perkins, Jorge Eduardo. Las TIC como mediadoras de la relación creativa entre autor y compositor de canciones: una mirada descriptiva y empírica. Revista Letralia. Tierra de letras. En línea .  http://letralia.com/articulos-y-reportajes/2016/07/28/las-tic-como-mediadoras-de-la-relacion-creativa-entre-autor-y-compositor-de-canciones-una-mirada-descriptiva-y-empirica/ (Consulta: 28-07-2016)

Piscitelli, Alejandro. ¿Cómo definir a las Humanidades Digitales? ¿O no definirlas? Cátedra Datos. En línea.   http://catedradatos.com.ar/2013/09/como-definir-a-las-humanidades-digitales-o-no-definirlas/   (Consulta: 22-07-2016)

Tedesco, Juan Carlos. Educar en la sociedad del conocimiento, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 2005.

Enciclopedia Básica Danae, Danae, España, 1973 – voz: Humanidades

Argentina Virtual http://argentinavirtual.educ.ar/localhost/index.html (Consulta: 22-07-2016)

“Manifeste des Digital humanities” (2010). En línea. THATCamp http://tcp.hypotheses.org/487 (Consulta: 22-07-2016)

“La realidad de las Humanidades Digitales en España y América Latina” (2015). 

Monográfico Nº 1. Revista ArtyHum, Vigo, ArtyHum. En línea. https://artyhum.com/descargas/monograficos/MONOGR%C3%81FICO%20HD.pdf (Consulta: 03-04-2016)

Definición http://definicion.de/digital/  . En línea (Consulta: 22-07-2016)



Biblioteca Apostólica Vaticana.  http://digi.vatlib.it/view/MSS_Vat.lat.3225  En línea (Consulta: 26-07-2016)



Revista “Letralia. Tierra de letras” (Cagua, Aragua, Venezuela) http://letralia.com/

Revista “Ensayos Académicos” (Bahia Blanca, Buenos Aires, Argentina) 

Revista “ArtyHum” (Vigo, Pontevedra, España) https://www.artyhum.com/





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